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Un día lluvioso

Bien, retomando otro de los "mini-relatos" que me pidieron en Ask; un poco más elaborado dejo este; espero que os guste. Por si queréis saber cual es la pregunta que he elegido; es esta (Aquí ), y ahora, el relato, que poco mantiene del original. 





Las gotas de lluvia golpean el cristal de la ventana con fuerza, parece que fuera hace frío y viento, pero dentro de la cama se está calentito; mientras, las sábanas me mecen y acunan. Cerca, al otro lado dela pared, se escucha un incesante trajineo de cacharros; seguro que está haciendo la comida. Me giro buscando su olor aún entre las sábanas, ese aroma que me vuelve loca. saco la cabeza de entre las sábanas, lo justo para podar mirar el reloj que se empeñó en comprar. Es tarde, muy tarde, pero la fiesta de ayer por la noche tampoco nos dejó que llegáramos antes, el vestido y los zapatos están tirados sobre la alfombra, junto a su ropa. "Vamos, primero una pierna y después la otra" suena en mi cabeza tratando conseguir que me levante. La idea de una ducha me reconforta y el agua relaja los músculos llevándose el cabreo de la noche anterior y los restos de la copa que me tiraron encima. El ruido de la puerta al abrirse y unos pasos itermitentes delatan que ha ido a buscarme a la habitación. Ni un minuto pasa para tener sus brazos al rededor de mi cintura, su aroma a chocolate, sus labios sobre la piel de mi hombro que susurran cortas palabras con grandes sentimientos. El corto baño se extiende más de lo planeado, pero también mucho más dulce. 


La comida, sobre la encimera para no poner la mesa, pasa hablando de cosas sin importancia aparente, pero casi más relevantes que la Tercera Guerra Mágica en este momento. Huevos fritos y bacón que saben a gloria en estos momentos. La verdad es que todo en su compañía sabe a gloria, por muy tonto o sencillo que sea. Los dos evitamos comentar lo que pasó ayer por la noche, no fue agradable para ninguno. Por la tarde tampoco hacemos nada relevante, él juega con su cámara de fotos cómo si fuera la mayor maravilla del mundo, y yo leo un aburrido libro que me recomendó Rose en voz alta; no comprendo esa obsesión suya de escucharme hablar en voz alta. Al final reniego del libro, es un aburrimiento, si no fuera porque le prometí a Rose leerlo no lo habría ni tocado. Él y su maldita manía de no parar quietos me obligan a vestirme y salir al frío Londres. Un corto paseo por el centro se convierte en miles de retratos que se fijan con un "clic" mecánico cuando toma otra foto más. De vuelta a mi casa todo se vuelve gris y oscuro, mañana por la mañana volverá a París y habrá que esperar otros cuatro días para que sus brazos vuelvan a abrazarme.
Cenamos sentados en la encimera, de nuevo, con las luces tintineantes del Támesis entrando por la pared de cristal que da al balcón. El poco tiempo restante se pasa entre caricias y susurros que las mantas tapan y ocultan, compartiendo los secretos que nadie más comprendería. Fuera, el viento y la lluvia vuelven a chocar contra el cristal, pero ¿a quién le importa? 

1 comentario:

  1. Buenas, ya sabes que me encantan tu blog y sobretodo disfruto mucho con tus historias, pero a veces me es difícil contactar contigo, así te pido por favor que me sigas en mi blog para poder localizarte más fácil y así me ayudas que apenas tengo seguidores por que no soy muy conocida, muchas gracias de antemano, un beso, espero tu seguimiento. <3

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